-¡Hola!
La voz de Sara la asusta y pega un pequeño
gritito.
-Hola. ¿Qué tal?
-Agobiada con el examen de física,
seguro que lo po… -se ha puesto colorada y ha parado de hablar de repente,
¿pasa algo?, en cuanto se da la vuelta descubre que Erik está entrando en la
clase de cálculo- ¡Dios! Ese cuerpo no puede ser natural.
La verdad es que tiene un cuerpazo y
que es muy guapo, pero por ella todo para Sara. No le gustan los chicos tan
“perfectos” y en este su imperfección es que es un pelín corto de mente… A ver,
no es que sea tonto, si no, no estaría en su curso… Lo que pasa es que tienes
que repetirle las cosas un millón de veces hasta que las entiende, y, no es
plan de repetirle “dame un beso” mil veces a un tío.
-¿Qué cuerpo no puede ser natural?- y
como siempre Iria aparece de la nada, ¿cuándo descubrirá como lo hace?
-El de Erik Kept.
-¿Y porque no vas a hablar con él?
Llevas pillada de él desde hace meses.
-Tía, no.
-¿Por qué no?
-Porque no, ¿tu irías a hablar con
él?
-Si- lo dice convencidísima, aunque
en realidad Tamara es la persona más tímida del mundo… Pero desde hace unas
semanas ha cambiado, es como si estuviera más viva, sin tanto miedo a revelarse
al mundo.
-Pues vete- lo dice mirándola como si
la retara, en plan, no hay ovarios a hacerlo y si lo haces no me hables en lo
que te queda de vida.
-No.
-Sabía que no tenías ovarios a
hacerlo.
-Si quieres piensa eso, pero en
realidad lo hago porque la que tienes que ir a hablar con el eres TU no yo- y
de verdad lo cree así, porque sabe que en cuanto lo haga una vez va a perder el
miedo, y está hasta los huevos, que no tiene, de que le tenga envidia porque
ella puede hablar con tíos y Sara no por miedo a que la rechacen, si te
rechazan que te rechacen, peor para ellos.
-¡Hágase la paz!- gracias a Dios Iria
siempre está ahí para evitar que le diga la verdad a Sara, o peor aún que le
pegue una bofetada, porque Tamara ya empieza a estar un poco harta de las
niñatas de esa pelirroja (de bote), o como dice ella, ¡de bolsa!- Que por mí
como si os matáis, pero, si eso, después de esta clase- y mira hacia el reloj
que hay colgado encima de la puerta de la clase, faltan dos minutos para que
empiece.
-Mierda, ¿ya es tan tarde?
-Chicos silencio. Como iba diciendo:
según la teoría cinética y la ley de Boyle la presión y el volumen son
inversamente proporcionales- bla, bla, bla, dios como odia la física, a veces
piensa que sería mejor no haber ido por ciencias… Pero como que no se iba a
poner a estudiar latín- Tamara Gray sal a la pizarra y demuéstralo, y de paso
te centras un poco.
-Mierda- y aunque ha sido un susurro
que casi no escucha ni ella, siente como la profesora la fulmina con su mirada
de serpiente y tiene la típica sonrisa de bruja de dibujos animados.
Está temblando, puta física.
-Señorita Gray le dicto: el volumen es 4 y la
presión 12. ¿Si le reducimos la mitad a la presión en cuanto nos queda el
volumen?
Uffff va a morir… No tiene ni idea de
cómo hacerlo… Y es en este momento en el que desearía haber estado atendiendo y
no pensando en las musarañas. Dios… Ya habla como su madre… Bueno, a ver, todo
en este mundo son ecuaciones asique por ahí ira la cosa…
-¿Señorita Gray, puede acabar por
favor?
-Sí, ya está- que ganas de que se
acabe de una vez… En cuanto llega a su asiento se relaja e intenta controlar su
respiración, lo que le faltaba era que le diese un ataque de ansiedad.
¡Au! ¿Qué narices le ha dado en la
cabeza? Mira hacia atrás y ve un papel
que parece ser una notita de Sara. ¿Qué quiere ahora? Seguro que es cualquier
tontería de algún royo o así, ¡¡cuántas veces tendrá que decirle que no le
interesa!!
“Ola more:
Iria me ha contado, que le ha dicho
Fátima, que Sabana está liada con Izan Creig, ¡¡IZAN CREIG!!”
Si es que es adivina Pero… ¿Quién es
ese chaval? No cree que sea del insti, si no sabría quien es… Tiene que estar
bueno si no, no le importaría tanto a la súper cotilla de Sara, a veces se
pregunta porque es su amiga.
“¿Quién es? ¿Y porque te flipa
tanto?”
Se la lanza y le da en la pierna,
necesita mejorar su puntería, en cuanto la lee la mira con cara de sorpresa,
como si tuviera que saberlo… Se la devuelve después de escribir algo.
“Como no que no sabes quién es… ¡Muy
mal eh! ¡Muy mal! Pues es un tío mayor, unos 18, ¡que está petadísimo! Es el
típico malote que va a las carreras de camomilas… ¡Quien me diera poder
besarle!”
Pues sigue sin saber quién es… Bueno
da igual porque no le van los malotes y tampoco cree que ella le guste… Ha
tenido un par de relaciones con gente así y todas acabaron mal porque querían
apartarla del “buen camino”, lo pone entre comillas porque aún no sabe cuál es…
¡RING! El timbre que anuncia el final
de la clase, la despierta de sus pensamientos, que ganas tenía. Recoge sus
cosas y se larga cagando ostias para la clase de gimnasia porque aún tiene que
cambiarse… Pero la profesora se pone en su camino y empieza a hablar:
-Señorita Gray, el último semestre ha
bajado la media y no puedo permitirlo. O espabila o esta asignatura va para
septiembre.
-Sí, ¿puedo irme? Es que llego tarde
a gimnasia.
-Está bien. Márchese.
Mierda lo que le faltaba, como llame
a casa está perdida…
Tiene menos de 5 minutos para llegar
al gimnasio y cambiarse, ufff ¡que estrés! Va tan concentrada que se tropieza
contra un chico. No lo conoce, no es del instituto, que raro, vendrá a recoger
a alguien.
-Perdona, es que tengo prisa.
-Una chiquilla tan guapa como tú no
tiene que estar estresada- ¿En serio ha dicho eso?
-Ya bueno, pero es que esta chiquilla
no habla con tíos que se creen guay- ¿En serio ha dicho eso? Ella, la chica más
tímida del mundo… Mejor, ya va siendo hora de echarle agallas. A ver si así se
pira y la deja en paz, mierda 3 minutos. Pero no lo hace, ¡qué raro! Ni
siquiera sabe porque se había hecho esperanzas. Está poniendo su mano sobre el
hombro de Tamara y esto a ella no le gusta, no, para nada. Se está acercando
para besarla. ¿Qué hace? ¿Está loco? Y a un centímetro de mi boca dice:
-Me gustan las que tienen carácter- con una
pequeña sonrisa, bueno por fin le ha encontrado algo bueno, ¡¡tiene una sonrisa
preciosa!! –espero volver a verte… ¿Cómo decías que te llamabas?
-No te lo he dicho y tampoco tenía
pensado hacerlo y ahora si me disculpas tengo una clase a la que asistir- dice
con una sonrisa sarcástica en la boca.
-Bueno de algún modo u otro lo- y
antes de que acabe la frase se escucha la voz de Sara.
-¡Tamara! ¿Aún sigues aquí?
-¿Ves? Ya nos veremos, Tamara- esto
último lo dice con un tono fanfarrón y se va hacia la clase de física. Por un
momento se le ocurrió la idea de que pudiera ser el “lio” de Sabana… Hay muchas
posibilidades pero duda que se tomara las molestias de venir a buscarla.
-Tama, no es por mal pero… ¿Sabes que
ese es Izan Creig?- lo sabía, pero sigue haciéndosele raro que se tome tantas
molestias... En fin, no es asunto suyo.
-Me lo imaginaba, ¿y?
-¿Cómo que y? ¡¡Izan Creig te ha
fichando!! Te ha tirado fichas de una manera escandalosa, ¡recógelas!
-Psss, que dices. Y aunque lo hubiera
hecho da igual, total no me gusta…
-Me tomas el pelo, ¿de verdad que no
te gusta ni una mísera parte de su cuerpo?
-Bueno… Tiene una sonrisa bonita.
-¿Una sonrisa bonita? ¿Enserio? ¡¡A
ver, hija mía, está buenísimo!! Yo necesitaré un psicólogo pero tu un
psiquiatra que te ayude a ser una adolescente normal- y lo dice como si tuviera
que derretirse por un par de hormonas con cerebro, mejor dicho un par de
hormonas.- Y ahora vamos que llegamos tarde a gimnasia.
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