Ojos de inocencia, corazones del Rock

jueves, 3 de octubre de 2013

Cap. 1: Ecuaciones y psicólogos.

-¡Hola!
La voz de Sara la asusta y pega un pequeño gritito.
-Hola. ¿Qué tal?
-Agobiada con el examen de física, seguro que lo po… -se ha puesto colorada y ha parado de hablar de repente, ¿pasa algo?, en cuanto se da la vuelta descubre que Erik está entrando en la clase de cálculo- ¡Dios! Ese cuerpo no puede ser natural.
La verdad es que tiene un cuerpazo y que es muy guapo, pero por ella todo para Sara. No le gustan los chicos tan “perfectos” y en este su imperfección es que es un pelín corto de mente… A ver, no es que sea tonto, si no, no estaría en su curso… Lo que pasa es que tienes que repetirle las cosas un millón de veces hasta que las entiende, y, no es plan de repetirle “dame un beso” mil veces a un tío.
-¿Qué cuerpo no puede ser natural?- y como siempre Iria aparece de la nada, ¿cuándo descubrirá como lo hace?
-El de Erik Kept.
-¿Y porque no vas a hablar con él? Llevas pillada de él desde hace meses.
-Tía, no.
-¿Por qué no?
-Porque no, ¿tu irías a hablar con él?
-Si- lo dice convencidísima, aunque en realidad Tamara es la persona más tímida del mundo… Pero desde hace unas semanas ha cambiado, es como si estuviera más viva, sin tanto miedo a revelarse al mundo.
-Pues vete- lo dice mirándola como si la retara, en plan, no hay ovarios a hacerlo y si lo haces no me hables en lo que te queda de vida.
-No.
-Sabía que no tenías ovarios a hacerlo.
-Si quieres piensa eso, pero en realidad lo hago porque la que tienes que ir a hablar con el eres TU no yo- y de verdad lo cree así, porque sabe que en cuanto lo haga una vez va a perder el miedo, y está hasta los huevos, que no tiene, de que le tenga envidia porque ella puede hablar con tíos y Sara no por miedo a que la rechacen, si te rechazan que te rechacen, peor para ellos.
-¡Hágase la paz!- gracias a Dios Iria siempre está ahí para evitar que le diga la verdad a Sara, o peor aún que le pegue una bofetada, porque Tamara ya empieza a estar un poco harta de las niñatas de esa pelirroja (de bote), o como dice ella, ¡de bolsa!- Que por mí como si os matáis, pero, si eso, después de esta clase- y mira hacia el reloj que hay colgado encima de la puerta de la clase, faltan dos minutos para que empiece.
-Mierda, ¿ya es tan tarde?

-Chicos silencio. Como iba diciendo: según la teoría cinética y la ley de Boyle la presión y el volumen son inversamente proporcionales- bla, bla, bla, dios como odia la física, a veces piensa que sería mejor no haber ido por ciencias… Pero como que no se iba a poner a estudiar latín- Tamara Gray sal a la pizarra y demuéstralo, y de paso te centras un poco.
-Mierda- y aunque ha sido un susurro que casi no escucha ni ella, siente como la profesora la fulmina con su mirada de serpiente y tiene la típica sonrisa de bruja de dibujos animados.
Está temblando, puta física.
 -Señorita Gray le dicto: el volumen es 4 y la presión 12. ¿Si le reducimos la mitad a la presión en cuanto nos queda el volumen?
Uffff va a morir… No tiene ni idea de cómo hacerlo… Y es en este momento en el que desearía haber estado atendiendo y no pensando en las musarañas. Dios… Ya habla como su madre… Bueno, a ver, todo en este mundo son ecuaciones asique por ahí ira la cosa…
-¿Señorita Gray, puede acabar por favor? 
-Sí, ya está- que ganas de que se acabe de una vez… En cuanto llega a su asiento se relaja e intenta controlar su respiración, lo que le faltaba era que le diese un ataque de ansiedad.
¡Au! ¿Qué narices le ha dado en la cabeza?  Mira hacia atrás y ve un papel que parece ser una notita de Sara. ¿Qué quiere ahora? Seguro que es cualquier tontería de algún royo o así, ¡¡cuántas veces tendrá que decirle que no le interesa!!
“Ola more:
Iria me ha contado, que le ha dicho Fátima, que Sabana está liada con Izan Creig, ¡¡IZAN CREIG!!”
Si es que es adivina Pero… ¿Quién es ese chaval? No cree que sea del insti, si no sabría quien es… Tiene que estar bueno si no, no le importaría tanto a la súper cotilla de Sara, a veces se pregunta porque es su amiga.
“¿Quién es? ¿Y porque te flipa tanto?”
Se la lanza y le da en la pierna, necesita mejorar su puntería, en cuanto la lee la mira con cara de sorpresa, como si tuviera que saberlo… Se la devuelve después de escribir algo.
“Como no que no sabes quién es… ¡Muy mal eh! ¡Muy mal! Pues es un tío mayor, unos 18, ¡que está petadísimo! Es el típico malote que va a las carreras de camomilas… ¡Quien me diera poder besarle!”
Pues sigue sin saber quién es… Bueno da igual porque no le van los malotes y tampoco cree que ella le guste… Ha tenido un par de relaciones con gente así y todas acabaron mal porque querían apartarla del “buen camino”, lo pone entre comillas porque aún no sabe cuál es…
¡RING! El timbre que anuncia el final de la clase, la despierta de sus pensamientos, que ganas tenía. Recoge sus cosas y se larga cagando ostias para la clase de gimnasia porque aún tiene que cambiarse… Pero la profesora se pone en su camino y empieza a hablar:
-Señorita Gray, el último semestre ha bajado la media y no puedo permitirlo. O espabila o esta asignatura va para septiembre.
-Sí, ¿puedo irme? Es que llego tarde a gimnasia.
-Está bien. Márchese.
Mierda lo que le faltaba, como llame a casa está perdida…
Tiene menos de 5 minutos para llegar al gimnasio y cambiarse, ufff ¡que estrés! Va tan concentrada que se tropieza contra un chico. No lo conoce, no es del instituto, que raro, vendrá a recoger a alguien.
-Perdona, es que tengo prisa.
-Una chiquilla tan guapa como tú no tiene que estar estresada- ¿En serio ha dicho eso?   
-Ya bueno, pero es que esta chiquilla no habla con tíos que se creen guay- ¿En serio ha dicho eso? Ella, la chica más tímida del mundo… Mejor, ya va siendo hora de echarle agallas. A ver si así se pira y la deja en paz, mierda 3 minutos. Pero no lo hace, ¡qué raro! Ni siquiera sabe porque se había hecho esperanzas. Está poniendo su mano sobre el hombro de Tamara y esto a ella no le gusta, no, para nada. Se está acercando para besarla. ¿Qué hace? ¿Está loco? Y a un centímetro de mi boca dice:
 -Me gustan las que tienen carácter- con una pequeña sonrisa, bueno por fin le ha encontrado algo bueno, ¡¡tiene una sonrisa preciosa!! –espero volver a verte… ¿Cómo decías que te llamabas?
-No te lo he dicho y tampoco tenía pensado hacerlo y ahora si me disculpas tengo una clase a la que asistir- dice con una sonrisa sarcástica en la boca.
-Bueno de algún modo u otro lo- y antes de que acabe la frase se escucha la voz de Sara.
-¡Tamara! ¿Aún sigues aquí?
-¿Ves? Ya nos veremos, Tamara- esto último lo dice con un tono fanfarrón y se va hacia la clase de física. Por un momento se le ocurrió la idea de que pudiera ser el “lio” de Sabana… Hay muchas posibilidades pero duda que se tomara las molestias de venir a buscarla.
-Tama, no es por mal pero… ¿Sabes que ese es Izan Creig?- lo sabía, pero sigue haciéndosele raro que se tome tantas molestias... En fin, no es asunto suyo.
 -Me lo imaginaba, ¿y?
-¿Cómo que y? ¡¡Izan Creig te ha fichando!! Te ha tirado fichas de una manera escandalosa, ¡recógelas!
-Psss, que dices. Y aunque lo hubiera hecho da igual, total no me gusta…
-Me tomas el pelo, ¿de verdad que no te gusta ni una mísera parte de su cuerpo?  
-Bueno… Tiene una sonrisa bonita.
-¿Una sonrisa bonita? ¿Enserio? ¡¡A ver, hija mía, está buenísimo!! Yo necesitaré un psicólogo pero tu un psiquiatra que te ayude a ser una adolescente normal- y lo dice como si tuviera que derretirse por un par de hormonas con cerebro, mejor dicho un par de hormonas.- Y ahora vamos que llegamos tarde a gimnasia.                


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