Ojos de inocencia, corazones del Rock

martes, 22 de octubre de 2013

Cap 3: mensajes en el espejo.

La luz que entra por el ventanal ciega sus ojos. ¿Qué hora es? Tarde, lo sabe. Igual que sabe que anoche no volvió en taxi y que su madre le va a preguntar por el corte en su labio. Pero no puede quedarse en cama todo el día, le prometió a Izan que bajaría por la tarde  al paseo, y que iría arreglada para una noche de gala, no le dijo el porqué, la verdad, ella tampoco insistió, le bastaba con que quisiera volver a verle.
Y es que ese chico que aparentaba ser insensible y antipático, resultó ser de lo más cariñoso. Le gustaba… Estaba enseñándole a ser atrevida y a dejar atrás la vergüenza. A decir lo que piensa sin temor a represalias. Hacer lo que quiere sin pensar en lo que vendrá después. En fin, a ser ella misma.
Se levanta de la cama y se ve al espejo, tiene el maquillaje corrido y el labio hinchado. Aún no sabe cómo va a explicárselo a su madre… Puede decir que le dieron un codazo sin querer… O sonará demasiado surrealista… Pensará en algo cuando la vea.
Busca con la mirada el reloj que hay encima de la mesilla de noche, son las 14:15. Ha quedado a las 18:30 con Izan… Según cree recordar…
Se acerca hasta el baño, se lava la cara y se da una pequeña ducha. Entra de nuevo en la habitación, hace Sol, eso es genial, lo echaba de menos. Se viste un short y una sudadera, nada especial. Se sienta en la cama frente al espejo para peinarse, hay una nota pegada, será de su madre, siempre las deja ahí cuando sale de casa y ella duerme o también ha salido. Se acerca, no es de su madre, es de… No lo pone. Pero averigua quien es nada más acabar de leerla.
“Hola princesa, perdona, que prefieres Tamara. Es para recordarte que mañana quedamos a las 18:30 en el paseo, vístete de gala que tenemos una cena importante (¿tenemos?). Por cierto, ponte hielo y crema hidratante en el labio, se te bajará la inflamación y podrás disimularlo con un poco de maquillaje. Un beso, princesa.
PD: esta vez no lo cambio.”
Izan… ¿Por qué había tanto misterio en torno a él? No sabía de dónde venía ni a donde iba… Solo sabía que besaba bien, tenía una moto y una caligrafía aún mejor. Pero no le importaba… Esta vez no quería controlarlo todo, solo dejarse llevar, nada más.
Va hasta la cocina sin encontrarse con nadie, su madre habrá salido, pero es raro que no dejara nota.
-¡MAMÁ!- grita para asegurarse de que no está en casa.
-Estoy en el servicio- se escucha al fondo.

Mierda. Por un momento se había hecho ilusiones de no tener que esconderse para ocultar el corte. Coge una bolsa helada rápidamente y se va a su cuarto, espera que a su madre no le dé por entrar y la encuentre allí con el hielo en la cara. 

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